Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que yo pueda, y la sabiduría para distinguir la diferencia.

Oración de la Serenidad

  1. Admitimos que éramos impotentes ante el juego- que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
  2. Llegamos a creer que un Poder más grande que nosotros mismos podría devolvernos a una manera normal de pensar y vivir.
  3. Tomamos la decision de entregar nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de este Poder de nuestro propio entendimiento.
  4. Sin temor alguno, hicimos un inventario moral y financiero de nosotros mismos.
  5. Admitimos ante nosotros mismo y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestros errores.
  6. Estuvimos enteramente dispuestos a que se eliminasen estos defectos de carácter.
  7. Humildemente le pedimos a nuestro Poder superior (de nuestro propio entendimiento) que nos quite nuestros defectos.
  8. Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos dañado y estuvimos dispuestos a hacer enmiendas con todas ellas.
  9. Hicimos enmiendas directas a cada persona cuando fue posible, excepto cuando el hacerlo podría herirlas a ellas o a otras.
  10. Continuamos haciendo un inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos rápidamente.
  11. Buscamos a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como lo entendemos, pidiendo solo por el conocimiento de su voluntad y el poder para llevarla a cabo.
  12. Habiendo hecho un esfuerzo para practicar estos principios en todos nuestros asuntos, tratamos de llevar este mensaje a otros jugadores compulsivos.
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JUGAR:

AYUDANDO AL JUGADOR COMPULSIVO QUE AUN SUFRE

Para el jugador compulsivo se define de esta manera: Toda apuesta, para sí mismo o para otros, tanto sea por dinero o no, sin importer lo pequeña o insignificante que sea, donde el resultado es incierto o depende de la suerte o habilidad, se considera jugar.